viernes, 26 de junio de 2015

¿Cómo aprender otros idiomas sin límites? #aprendizajedeidiomas #mindfulness #neurociencia #neuromanagement



La necesidad y el  hecho de memorizar vocabulario y gramática de una lengua extranjera a veces implica un esfuerzo agotador, por ello es importante esbozar una estrategia rentable en el tiempo y en el esfuerzo a poner en marcha durante el aprendizaje y autoevaluarse  para lograr ser eficiente.


La adquisición temprana de un idioma conduce a un rendimiento lingüístico más elevado pero este hecho no determina su progreso ya que este es una función del esfuerzo por el avance en este y las pruebas de voluntad de mantenerlo en el tiempo. Los adultos procesamos de distinta manera un idioma extranjero aprendido en edad adulta que la lengua materna pero está demostrado que el procesamiento de significado (palabras) es independiente de la edad en la que se adquiere el lenguaje pero  quienes ponen en práctica la programación neurolingüística y la meditación son capaces de abrir tales puertas a sus circuitos neurales junto a su refuerzo que  resulta un estimable progreso capaz de ser comparable al aprendizaje que otros hacen desde la niñez.




Al comparar un idioma adquirido desde la edad temprana con uno posteriormente se puede observar que  la asimilación y la respuesta funcionan de distinto modo ante la infracción de las reglas sintácticas. La diferencia se manifiesta en la gramática y el procesamiento de la sintaxis depende del momento en que se adquiere el lenguaje.


Diversos modelos neurológicos demostraron diferencias entre sintaxis y semántica; sin embargo no tienen en cuenta todos los aspectos fisiológicos del cerebro que se dan en el multilingüismo. Las reglas de la construcción de frases se procesan de modo distinto si se aprende un idioma en edades tardías.


Otros estudios indican que existe una red neuronal conjunta o como mínimo más solapada que procesa diversos idiomas. La fuerza de activación de esa red depende del nivel de rendimiento, las exigencias de las tareas y la edad de adquisición (factor importante en la función gramatical). De esta forma, para quienes empiezan a estudiar un idioma en la edad adulta o quieren reforzar sus niveles, se requieren más recursos que si se aprendiera la lengua en las primeras etapas de la vida, los cuales no sólo es sólo la constancia y la voluntad sino también integrar la práctica de diversos tipos de meditación y de la programación neurolingüística para potenciar el aprendizaje y el cuidado de la memoria.


En el procesamiento de significado, la relación entre la edad de adquisición y activación cerebral no es muy estrecha ya que “quien no domina una lengua” deberá esforzarse más requiriéndose una actividad cerebral mayor con más atención y control.


Existen circunstancias excepcionales en las que el cerebro es capaz de procesar una lengua extranjera como si fuera la materna como es el caso de convivencia en el entorno idiomático y cultural de esa lengua durante un tiempo relevante.



Según el modelo declarativo procedimental, hay dos sistemas de procesamiento: el sistema declarativo y el sistema procedimental. El sistema declarativo comprende conocimientos explícitos y el significado de las palabras se almacenan en la memoria declarativa y éste trabaja de modo más intenso cuando se aprende el idioma de forma tardía. En cambio, el sistema procedimental procesa el conocimiento aprendido de modo implícito sobre reglas o procesos. Ambos sistemas están basados en redes distintas e integradas.



Las rutinas no se hayan a disposición del cerebro sin más como sucedía en el idioma materno. Por ello, el individuo recurre a los conocimientos de su primera lengua e intenta a través del sistema declarativo, detectar reglas sintácticas que resulten útiles.


El entrenamiento mental a través de la meditación y la focalización puede cambiar  el funcionamiento del cerebro y junto con la práctica de la programación neurolingüística crear nuevas redes placebo donde instalar la integración de ambos sistemas. Mediante la concentración en la comprensión y el amor incondicional se fomenta la actividad eléctrica de regiones mentales superiores y de esta forma se puede cambiar la forma en que funciona el cerebro a voluntad propia.

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