martes, 24 de diciembre de 2013

Ruta hacia el Bienestar



La felicidad es una de las virtudes principales que una persona puede tener y el único valor final y suficiente en sí mismo, gracias a ella la satisfacción vital puede ser obtenida con independencia de las circunstancias personales

Es de responsabilidad personal el asumir el control de nuestro propio estado mental ya que el estado de ánimo tiene poder de influencia sobre el pensamiento, memoria y percepción

La propia vida puede avanzar en un flujo armonioso , mantenidos los elementos del Triángulo del Bienestar:

Integración neural

Coherencia metal

Relaciones empáticas

Nuevas pautas de regulación pueden crearse a través del lugar interior de estabilidad y de calma

La fortaleza emocional es la capacidad de mantener niveles elevados de afecto positivo y de bienestar ante la adversidad y puede ser adquirida con la experiencia

Los estilos con fortaleza emocional flexibilizan las emociones

Vivir con fortaleza emocional implica la capacidad de recuperarse de los estados negativos en vez de eliminarlos de forma completa, se trata de adquirir flexibilidad emocional

Hay que aceptar el mundo interno en lugar de te
merlo y evitarlo o detestarlo y atacarlo

Los estilos afectivos no son grabados por la genética ni la experiencia temprana, son considerados habilidades que pueden aprenderse para ser desplazados hacia el bienestar

Para no llegar a ser una persona “atrapada en la emoción”, se debe de conquistar el objetivo de ser una persona consciente de si misma, persona que acepta resignadamente sus emociones, consciente:

De los propios estados de ánimo

De los pensamientos acerca de los propios estados de ánimo

De propios estados internos sin reaccionar ante ellos y sin juzgarlos

De esta forma, podrás llegar a desembarazarte de los estados de ánimo negativos



El sentir fomentar primero el bienestar propio y después el de otros individuos es importante ya que vivimos en sociedad y parte de la integración personal está compuesta de formas de empatía hacia otras personas y puede desarrollarse a través de la atención una integración empática, creando una sintonía interna y una valoración propia de seguridad al:

Compartir el afecto de otra persona

Mantener una representación propia establecida independiente

Disponer de distintos mecanismos flexibles de regulación emocional que permitan activar las perspectivas diferentes de una misma y otra persona


Cada persona es responsable de lo que dice, de lo que hace y debería de tener el control sobre lo que piensa para cuidar el bienestar personal y fomentar el del entorno

<El yo no es consecuencia del destino, se trata de rasgos adquiridos y modelados por el esfuerzo, podremos ejercitar la propia capacidad atencional y adquirir las habilidades necesarias para aumentar la inteligencia y/o la felicidad>.

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